Hector Adolfo Campa

Sencillo...

Es tan sencillo lo que me hace feliz,

Una noche solitaria y fría,

Una lectura, dulce poesía,

El aroma de las rosas carmesí.

 

Cuando no encuentro sosiego,

Descubro que es sencillo el ser dichoso,

Con un simple cigarrillo, un café negro,

Una pasión de nombre nostálgico.

 

Es tan sencillo hacerme sonreír,

Basta con despertar entre olas,

Escuchando aves y algunas prosas,

Al olvidarme del porvenir.

 

Tú, tú mi amor.

Nadie lo sabe mejor que tu beso,

Pues es el que me despierta contento,

El que me roba suspiros, rapta mi aliento.

Soñar, tenerte de frente, temblando.

Contarte lo que siento,

Que perdamos el tiempo,

Sentarnos hombro con hombro,

Pensando en vacío, en el universo.

Tratarnos cómo viejos,

Sentirnos niños de nuevo,

Tomar una copa de vino,

O simplemente creernos eternos,

Asustarnos de cuanto nos parecemos.

Todo esto es sencillo,

Como lo feliz que me siento contigo.

 

Tartamudear cuando nos encontramos,

Olvidarnos de las personas,

Sentir que nuestros pechos son ajenos,

Que yo callo, tú ya palpitas.

 

Tan sencillo es disfrutarte,

Como mirarte mientras caminas,

O cuando sonríes y te crees ninfa,

Entre las pupilas hay un puente;

Sencillo, así son las caricias,

Sólo un rose cuando lloras,

Un dedo mío tranquilo sobre tu índice

Arrulla tu llanto a escondidas;

Una tarde cuando el sol se termina,

Entre los cielos de nuestro horizonte,

Donde estamos con miradas unidas,

Y algún pensamiento retraído dice:

Qué sencillo es todo, respiras,

Y yo sonrió, mientras lo hagas.

 

Es muy sencillo vivir en armonía,

Mientras tenga en las mañanas tu silueta,

Ahí, dormida junto a la mía,

Tomando los sueños con la matutina briza.

Tener tu locura,

Para con ella hacer mí moldura,

En pura ternura,

Darte besos en tu blanca cintura.

 

Así de sencilla es la alegría,

Un suceso entre un hola,

O un beso en el cuello

Al decirnos te quiero,

Una canción de Piazzolla,

Que dos almas bailarían.

 

O que me cuentes tus penas,

Y yo salvarte de la soledad a cuestas,

Cargarla contigo, invitarle la cena,

Sentarla a la mesa, pagarle la cuenta.

Limpiar la alcoba, arrugar las sabanas.

Hacerte un castillo con rosas,

Cuando llores y te sientas en cólera.

 

Es tan sencillo darme la vida,

Solo sentarnos frente al mar,

Cantarnos canciones al respirar,

Escuchar las gaviotas volar,

Sentados en el silencio de amar.

O que los días pasen,

Pero no nos consuman,

Que permiso nos pidan

Por un poco de pan,

Y darles la cena también,

Sentarlas, que compartan.

 

Tan sencillo es amar,

Como sencillo es sentirte,

Hacernos un alma en par,

Cada que me dé por rezar.

 

Pues es tan sencillo amarte,

Como sencillo es ser feliz,

Como lo es cualquier delfín,

Nadando sin rumbo ni fin.

Tal cual dibujo con lápiz,

Que se traza seguro y fácil,

Así es lo sencillo de en ti.

 

Como un cuento que se escribe solo,

Por el destino o por un loco,

Donde tú eres el enigma silencioso,

Y yo soy la carcajada que responde todo.

 

Así de sencillo es ser armonioso,

Como un instante en tu hombro,

Como decirte te quiero y cómo.

Sencillo, tan sencillo como hermoso.