Hay un romance entre los sueños,
cuando los ojos miran realidades
alejadas de estos metálicos tiempos,
tan llenos de coloridas vanidades:
Tú me abrazas, yo te abrazo,
y en el calor de nuestros cuerpos
se gesta silencioso un canto,
una oda, una trova y un fuego,
que se declama en la caricia,
se canta en el silencio
y se anuncia como señal que auspicia
una nueva noticia:
Tu y yo estaremos juntos
como una flor que nunca se marchita