Félix Moreno

LA PRINCESA GRIS

 

 

Habíase una vez una Princesa de cabellos rubios y rizados, quizá fuesen morenos porque la princesas se tiñen el pelo, con unos ojos marrones y un fondo verde que sólo se apreciaba con la luz del sol. Su cuerpo era pequeño, tan bonito como una mariposa de alas multicolores. Era imposible estar a su lado y no enamorarse de ella..

La Princesa fue raptada por un dragón llamado Dragón de la Soledad,  que la llevo prisionera a una torre de un castillo que se encontraba en las montañas del fin del mundo. Llegar hasta el castillo era una tarea llena de peligros por que había que cruzar por selvas llenas de animales terribles, jamás vistas por ser humano alguno que siguiera vivo, por puentes sobre abismos por los que trascurrían ríos de lava y por espacios de hielos eternos que helaban hasta el alma.

Un Caballero enamorado de la Princesa, aunque no era muy valiente, el Amor que sentía por ella le hizo sobrepasar, después de muchos meses y muchas calamidades y sufrimientos, todos los obstáculos, y se presento en las montañas del fin del mundo para rescatar a la Princesa.  Ya en las puertas del castillo retó al Dragón de la Soledad a combate a muerte. Pero para sorpresa del Caballero la Princesa impidió en combate aduciendo que no estaba muy segura de querer abandonar su encierro porque se había enamorado del Dragón. En su alma blanca de luz se había metido un rayo de obscuridad, y su alma perdió su pureza para convertirse en gris.

El Caballero se quedó sentado a las puertas del castillo a esperar lleno de tristeza a que la Princesa desistiera de de su decisión porque se daría cuenta que con el Dragón no tenía porvenir. Nunca podría formar una familia con ese monstruo por que el Señor que Todo lo Ve no la permitiría tener hijos con él,  y viviría hasta el fin de sus días en la más terrible soledad.

La Princesa y el Dragón pidieron a todos los dioses poderosos que la permitiera concebir un hijo sin intervención de varón. Los dioses consultaron a su Ser Superior, el Señor que Todo lo Ve,  y su sentencia fue negativa. Dijo que todos los seres de inteligencia superior además de tener una parte física mitad del padre y mitad de la madre, también tienen un trocito de alma de cada uno de ellos y que al juntarse forman un alma pura para el nuevo ser, porque si alguno de los progenitores tiene una parte obscura en su alma se limpia con el Amor de la procreación. En este caso el hijo nacería con media alma y con la posibilidad de heredar la parte obscura del alma de la Princesa. Sería un ser monstruoso.

Pero este cuento no termina de una manera feliz. La Princesa es incapaz de apartarse del Dragón de la Soledad porque tiene miedo a volver a su reino. La verdad es que tiene miedo a volver a la vida. Mientras el Caballero sigue esperando a las puertas del castillo muriendo poco a poco. No creáis que le está matando el hambre, la sed o vivir a la intemperie. Los verdaderos Caballeros que aman con fervor a las Princesa son  inmortales, sólo los puede matar la tristeza. Y nuestro Caballero sigue esperando a las puertas del castillo rogando al Señor que Todo lo Ve que  envié un rayo de su luz divina a su Princesa, aparte la obscuridad de su alma y decida regresar con él antes de que la tristeza lo mate.  

FELIX MORENO