He cruzado el silencio de tu alma
con tan solo la esperanza en el bolsillo,
he observado el paraíso de tus ojos
que se jactan de claridades cotidianas
cuando el canto de la alondra
en el pirul
desdice tempestades que me abrazan.
He llegado a pensar que los naranjos
se bebieron la negrura porque sabes
ayer cuando la voz del sol
dejó de ser altiva hubo un sopló de deseos
que se filtró por la grieta del olvido
y los mas inmensos
volvieron a danzar entre la niebla.
He deseado ignorar a la encomienda
que me dictaron allá cuando era incierto,
he deseado caminar en el desierto sin saber
que no tengo zapatillas y los anhelos
no saben caminar descalzos.
Junto a ti mi mundo es verdadero,
tus deseos prefieren discernir y los míos
están sin sueño,
tu alma es blanca, la mía salió a pasear
sobre la nieve, tu voz es verso
y la que tengo está montada
en el tropel continuo de los sueños.
He cruzado el silencio de tu alma
con tan solo la esperanza en el bolsillo.
Rafael Elias