María

Susto

¿Y si lo que tengo para darte es tanto de forma tal que podrías asustarte? Esta pregunta me la formulé una tarde en la que estaba en un bar con una íntima amiga. Le puse al café con leche tres sobres de azúcar y tres de edulcorante. Noté que ella miraba todos mis movimientos. Mientras bebía el primer trago de su gaseosa me pregunta: ¿Si alguien te invita a salir, vos le ponés esa cantidad de sobrecitos al café?”. Le contesté que sí. Al instante me asustó su pregunta: “¿No tenés miedo de que se asuste?”.