En la noche del lago
pienso en mi abuelo:
navegante de sueños,
escultor de mi barro.
Misterio de las aguas
que en la madrugada ríen,
misterio de mi boca
que tu silencio rige.
Luna llena, tristeza blanca
del abuelo callado,
nocturna frazada
sobre el recuerdo cansado.
Las olas cubrieron tu rostro
de miel y caracoles,
mientras te hundías irremediable
en el tiempo sin dolores.
Callas, y no me buscas,
callo, y te busco
como quien busca el olvido
entre las arenas de la noche,
y sólo encuentro boronas de sol y cielo
en tu pecho,
cajón de madera de mis recuerdos...