Mi alma se ha sentido satisfecha por el amor otorgado que he recibido.
Te amo con locura, con desesperación, sin ti, no sabría vivir,
Te he extrañado, como el cielo en la noche estrellada sin su luna
cuando se torna triste y abandonada.
Cielo inmenso, fuiste testigo de nuestro amor,
cuando la primavera apenas emprendió su comienzo,
donde mi cuerpo inquieto, por el deseo impaciente de sentirme
ansiada por tu fuego abrazador, hacían sentir el latido de mi corazón
Te amo, desde la concepción en el vientre de tu madre,
hasta la largura de años que te conceda nuestro Dios.
Luna, tu que fuiste considerada y silenciaste nuestro amor,
estuviste ausente aquella noche,
solo las estrellas fueron testigos de nuestra desesperanza y desenfreno,
sus luces, alumbraban con su suave titilar aquella noche mágica.
y tu, cielo inmenso, muchas veces postergado por el silencio de la pasión,
te doy las infinitas gracias por guardar el secreto de una noche, que nunca se olvido