Cuando el latir late tan fuerte
Que quema tanto ser que temo
Que la toxicidad me haga desvanecer…
Cuando en un último latido el frio fríe mi piel…
Y sin sentirme capaz el delirio se convierte en mi nombre…
En esos días de vomitar, es cuando me enamore
Cuando ese ejercicio más allá de mi poder me hizo paralizar
Ensuciar y endurecer, detenerme, mareándome, perdiéndome
Cuando el latir que no se iba, solo empeoraba el hambre malsana en mi corazón…
En días donde comiendo azucares de rápida absorción viví
En días como esos mantenía mi mañana en un escaso y nulo vivir, continuar
Porque una sonrisa sacada de todo mi esfuerzo en un rostro que ignora mi dolor
Solo podía darle grasa malsana a mi cuerpo, hacerme más pesado y lento en el amor…
Solo podía llenarme de veneno de toxinas, enseñarme a ser silencio, y a matar mi corazón…
Problemas físicos, en su faceta espiritual…
Sin ser solo cuerpo ni solo corazón ni solo mente
Esos días de azucares ficticias, solo lograron, ayudarme a sonreír sobre la basura en que se convirtió, mi ser…
Como de una enfermedad de muerte lenta
Como de una debilidad de fatiga eterna
Como de una soledad de falta de ritmo severa
Como un día en donde solo he de dormir
O una lucha que al lucharla casi me ha de matar…
Así soy ahora en el arte de amar, es como el arte de la guerra, de arte marcial
Debo de recibir golpes en el pecho, en el hígado, en la cabeza, para decir, que he aprendido a continuar…
Y los recibo, a cada día, esa es mi rutina militar….
Esa es la canción que pinta mi cuerpo, aunque siga sacando poco a poco de mí, las cosas que no necesito, y que cada día me cuesta menos desechar…
Un día estaré limpio, y como recién nacido, veré de nuevo a la eternidad.
De momento, es tiempo de una diabetes espiritual.