Te has quedado
prendido
de los ojos del viento,
pero no de mi mirada
cuando te desnudaba,
entre prisas volabas.
Te has quedado
en la boca del mundo
suspirando,
pero no en mis labios
besando,
construyendo tapices
de suspiros bordados.
Te has quedado
en el mar navegando,
pero no en mi cuerpo
de olas mojado,
te fue humedeciendo
el sabor de la espuma
que te dejaron mis años.
Te has quedado
empapado de tierra,
oxidado ,
desenterrando ayeres
desgastados,
pero no te has quedado
en mis manos
latiendo como antaño,
entre raíces quebradas
te has ido forjando.
Te has quedado
fundido
en locas mañanas,
entre prisas,
con la rutina
entre sabanas,
pero no te quedaste
en mi languida alma
que entre ausencias
muere junto al alba.
Ana@ocaña