Andra

Detrás de las altas nubes, hay un imponente sol…

Detrás de las altas nubes, hay un imponente sol…

 

Hace mucho tiempo atrás, muchos  seres humanos caminaron bajo el  cielo gris de aquel entonces, muchos de ellos seguían y seguían en el sendero sin importar un día gris más de la existencia.

Muchas veces el estado de ánimo influía en cada persona, ya que como ser individualmente diferente no todos se sentían anímicamente igual… Otros en estado aletargado solo veían melancolía gris pues no eran capaces de ver mas allá de aquel horizonte ennegrecido…

Un día Dios observando desde lo alto, vio una mujer muy entristecida pidiendo misericordia ante el.  Dios, por supuesto como padre amoroso, no miro  faltas, ni berrinches que hubiera hecho alguna vez  y sopló tan fuerte, tan fuerte que empezaron a disiparse las nubes y los rayos solares empezaron a acariciar su  piel,  toda congoja de su alma fue aliviándose poco a poco, y la carga  pesada de sus hombros, fue desapareciendo lentamente.  Es verdad que el día gris entristecía su alma y que  algunos que otros menesteres por ahí tirados en el pendiente de un hilo, la bañaban en preocupación y melancolía, mas aquella mujer levanto sus ojos y al ver que las nubes se abrían paso entre ellas y tras de un color gris perpendicularmente triste, la magnificencia del firmamento hacia acto de belleza absoluta… Sintió entonces que los rayos de luz acariciaban y entibiaban su cuerpo y el azul del cielo le proclamaba fe y esperanza a su alma…

Desde aquel día, Dios le acompaño en días grises y de sol. Y cada vez que  siente que está; sola en el camino,  sopla de nuevo entre las nubes, para que aquella mujer vea que detrás de las nubes,  siempre habrá  fe, conexión con él (Dios) y esperanza…