Como cambió la oruga a mariposa,
cambiaron todas las cosas su estado,
empezando por haberte encontrado,
aquella noche de luna gloriosa.
Luna que al verte se puso celosa,
tanto lo estaba que al verme a tu lado,
la noche entera se había quedado,
sentada en su cama muy silenciosa.
Ni siquiera ella podía creer,
era tan mágico el momento aquel,
que cualquier cosa pudo suceder.
Desde ese entonces al anochecer,
miro la luna que me supo a miel,
la noche en que te pude conocer.