Bebí agua ardiente de tu copa desnuda.
Te quebré en lirios y arrastré tu cuerpo
hasta mi cueva. Soy tu perro de la luna
anochecida que ladra los amores
encerrados en tu carne de estrella.
Ah! Hondo horadé valles y océanos
para encontrarte al comienzo de la vida.
Ahora mis garras de crepúsculos a ti
desarman, como el tigre al ciervo,
como el oso iracundo al salmón soleado.
En las sombras de mis lunas te derribo.
Juntos enramamos la sed y el egoísmo.
Flechas de fuegos trocados mis brazos;
raíces de nubes, los de ti. Oro despacio
y azules anudados y primaveras arrasadas.
Todo en ti es despiadada constelación,
que año a año mi porvenir desorienta.
De la vida natural sólo mi mente razona,
mis sueños habitan tus rituales furtivos,
en tu historia junto a las crecientes…
Cómo un lobo te devoro, trepo cuesta arriba
en la noche de tu desnudo terciopelo.
Por la sombra salvaje de mi bosque, acecho.
Dentro de ti suelto las raíces del deseo,
me robaré el cirio que tu madrugada moja.