Teresa Ema Suárez

La espera.

La espera.




Sentada mira el horizonte la envuelve la inmensidad
que existe entre ella y su amor.
Para el amor no hay distancias eso dicen,
y ella sabe que es verdad pues le ama demasiado.


Languidece el sentimiento pendiente de una llamada,
Se nubla la razón por oír la voz de ese ser tan particular,
tan entrañable, tan querido y la vez tan deseado.
Sera un día mas de mirar el cielo y esperar.


Un nudo muy extraño se le hace en el estomago
pues pasa el tiempo en el reloj y el teléfono yace muerto,
nada predice que no sonara y tampoco sabe si el llamara.
Anoche discutieron, fue algo tonta la discusión, pero la lejanía
hace que cosas pequeñas se transformen en grandes huracanes,
arrasando todo, avasallando, destruyendo con la mayor de las iras.


Para quedar entre lágrimas y sollozos que nadie ve, que nadie puede
consolar pues tras el telefono se colgaron las palabras,
se enronqueció un corazón que espera el aletear del sonido
del timbrar de una llamada que le permita decirle perdón...
perdón si se equivoco o perdonar si es necesario para seguir amándose.


Sentada le ruega al cielo que su amor la recuerde, triste espera,
triste tarde pues las nubes predicen lluvia afuera
y quizás mas lluvia en su corazón, ha apagado la luz pues la espera
que hoy hara sera entre la luz de la luna y su soledad.




Teresa. Suárez