Háblame suavemente
con tus manos
sin sus roces mundanos;
y entre nubes mi mente.
Háblame lentamente
con tus labios
dulces y no de sabios;
deja mi eco silente.
Háblame decidido
con pasión
sin cuerpo cohibido;
con su mejor dicción,
confundido
con el mío en legión.