El desliz de mi locura culmina a la orilla de la almohada.
Es bueno saberme loca...
Conocer a mi soledad y hacerla partícipe en mis más habitadas obras. Dónde lo sueño e invento según mis recuerdos jamás existentes.
Sé que estará siempre ahí dónde yo lo sueñe.
Que si miro a la ventana, podré volar a diferentes espacios.
Podré cambiar su rostro y sus labios cuantas veces mis deseos se muestren. Según mi delirio, será el cariño que imagine que entrega.
Estando perdida entre sueños, la soledad me abrazará fuerte.
Lo bueno de esta locura es que no morirá aunque esté muerta.
En el proceso puedo pensar en él.
Tal vez exista y no sepa que existo.
Tal vez bese otros labios que no sean los míos.
Tal vez esté en un mundo distinto.
Pero yo seguiré aquí.
En soledad, acompañada por su silencio y la ausencia de su presencia ubicada a unos centímetros de mi cuerpo.
Es fácil quererlo. Aún no lo veo y ya lo conozco. Aún no lo siento y ya comienzo a recordarlo mientras lo extraño.
Sus ojos están justo ahora en los míos clavados.
Ya quiero escucharlo decirme te amo.