Cuando la edad avanza, se va perdiendo la finalidad en la vida. Sentimos que ya no servimos para nada, a no ser si tenemos algo que quieran. Momentos hay que no sabemos que pensar, por un lado queremos pensar bien de los otros, por otro nos sentimos ofendidos, por la ausencia de una palabra.
Si vivir si fuera una ciencia exacta, era mejor, pero no pasa así, vivir es multitud de sentimientos, que cada uno siente con más oh menos intensidad.
Miro con atención a familias en los restaurantes y veo, aceptan los mayores, pero miran de reojo a los otros, como a decir, es la edad.
Muchos hijos hacen de cuenta que son amables fuera de casa, cogen el brazo de sus Padres y le dan atención, pero son un estorbe, oigo lo que comentan cuando están con los amigos.
Me marea, mi hígado se revuelta con tanto fingimiento. No que sean todos iguales, sé que hay excepciones, pero cada vez menos.
Pienso mucho y dando vueltas a mi cabeza, estoy segura que el sentido puro de lo que representa la palabra Familia, se está deshaciendo. Y desaparecerá si no volvemos a ser humanos como debemos.
Un anuncio he visto y me he preguntado, si la Señora que aparece haciendo casi de payaso, tiene hijos, yo a mi Madre nunca dejaría que lo hiciera. El respecto es obligatorio, no impuesto, pero sentido.
Si fuéramos como las imagines de los santos que tienen siempre una fisionomía joven y no envejecen, ¡a que bueno sería! Quizá miren para los mayores y piensen que estarían bien en el trastero. Seguro que sí.
Infelices, en su manera de ser, pues cuando sean viejos va a ser mucho peor. Juventud triste e infeliz sin rumbo, sin futuro, Marcadas con tatuajes, piel oscura, almas cenizas, camineros sin carretera, andan en medio de senderos, sin saber para qué.
No quería pensar en todo esto. Pero, con el tiempo gris, lluvia, viento y frio, en plena primavera, sin poder cambiar la ropa por la más leve e alegre, sin ganas de salir, a coger viento y lluvia, me quedo mirando al vacío del nada que me envuelve.
Me vienen pensamientos que no los quería, como y lo que es tener amigos, que solo lo son cuando morimos y van a dar los pésames a quien dicen ser familia. Esta ya hace mucho que solo existe el nombre, es nada en nuestras vidas, pues, ya casi nunca existimos para ellos.
Engañada he vivido, por mucho que me cueste es la realidad, los demás también y sentirán como el que es la vida, cuando ya no haiga marcha atrás.
Intentando vivir de sobras, soñando siempre, en parte tengo un poco de felicidad en pequeñas cosas que son mías y que nadie lo sabe.
El firmamento ni solo son estrellas, allí todo está lo que sin darnos cuenta mandamos para él. Tarde o temprano todo nos devuelve con sufrimiento o alegría. Depende de lo que hicimos.
Alejada del ordenador, por unos tiempos estuve, como si fuera un descanso de guerrero, entre batallas, ordenando mi trastero de recordaciones.
De nuevo volví, de nuevo continuo con mi diario, intentando dejar algo de mí, si es que soy alguna cosa, en medio del nada que es la ilusión.
Oporto 23 de Mayo de 2013
Carminha Nieves