Caminas por los senderos del bosque, ante la densa niebla y los sonidos nocturnos en toque. La búsqueda, de la senda que intenta desvanecerse en los recuerdos que se deslizan con el tiempo, se viste de ansiedad con turbante de discordia del corazón y la oscuridad oscilante.
Se había roto la brújula de ojos dormidos, la luna guardó silencio y el frío de la noche borró las huellas que llevan al abrigo...
Será como vivir sin tener aire
con un llanto convulso en el secreto,
un cielo sin estrellas que se inspire
prohibirle a la luna su libreto;
de la brisa, en el mar, con su desaire
despojando de olas en vil veto.
Sin gozar del abrigo al alba llegas
ahogado en tu olvido que ya niegas.