¿Eres acaso el milagro de la lluvia
que baja en gotas de luz del infinito,
gotas doradas que chocan
con mi cuerpo tan desarraigado
tan ajeno a mis angustias?
Es que soy un sediento de la luz
y espero que esta me moje
como moja el mar a las playas
olvidadas que yacen amarillas
en algún lugar aún no mancillado.
Y espero que estas chispas de luz
me traspasen hasta encontrarme
desnudo apenas, sincerado
con mis laberintos y mis agujas.