Te extraño y te niego para dejar a un lado la nostalgia, emprender el destino de las nuevas ideas, llegar al filo de nuestras vidas, entrar donde nadie ha entrado y dejar el paso a todos quienes se enamoren de tu vida.
No te engaño ni te desprecio en los momentos de silencio, en vez de ello, rezo por tus besos y tus abrazos. Guardo en secreto aquellas palabras tiernas de tus labios que con el tacto leían mis manos.
A ti te gustan las mentiras y a mí, a mi tus demasías. Me burlo de las sonrisas que tus pies me comparten. Me gustan tus caricias que mandabas al viento con suaves toques de alegría.
Me siento extraño al llegar a tu cuerpo y desbordo pasión al rosar tus firmes pechos, y de pronto en cada beso, la familiaridad regresa a mi cuerpo y tomo tus curvas con los ojos ciegos, encuentro tus puntos sin perder un solo cosquilleo.
Quiero dejarte atrás, quiero pensar que no te tuve, que no te tengo, quiero simplemente olvidar aquellas noches que soñaba con tu cuerpo, dejar tu aroma en un mutismo rincón del pasado y cubrir de tierra el amargo y delicioso néctar de tus besos.
Por todo eso, te extraño y te niego para evitar un conflicto de pasiones que desborden mi alma por el regazo del deseo.