La neblina ciñe el sendero
y mis andar inseguro se frena,
la noche esta, es la mas larga
de la vida que he andado
y los recuerdos me abrazan como una cadena.
Mis días vividos… ¡Que días!
Si todos han sido noches sin luz,
sin ni siquiera una primavera…
Que me han llevado a esconderme entre sollozos
que el viento a enlazado en su cabellera
y el eco perverso ha quebrado mis gritos
cuando cayó de bruces en la ladera.
Entonces… ¿Qué hago aquí ahora?
¿Hacia dónde me encamino?
Si la niebla me aleja de la pradera.
¿A quién puedo llamar…a quién?
Si hasta el silencio huye a grandes trancos
y la soledad es mi única compañera.
Y la pregunta surge nuevamente:
¿Hasta cuándo vagaré con mis penas?
Miro como la neblina se hace mas densa,
mientras tal vez, agonizan las abejas en la colmena
y se marchita una rosa en mi cabecera.
Se me pierde el sentido por momentos
y floto como naúfrago deseperado,
como nube que vaga en el firmamento
conteniendo lagrimas ajenas.
Y ahora baja la noche desde su destino,
mirándome con sus grandes ojos negros
me aprisiona entre sus párpados y me encadena.
¿Por qué no dejas noche larga
que la neblina emigre hacia otras tierras
y asi podria avanzar mis pasos
junto a los juncos para sepultar mi pena?
Todo es desolado… árido e infecundo,
el frío y la nostalgia mis ojos arenan
y caen mis lágrimas en cadena
brincando en el ruedo de mi pollera.
Noche larga… neblina que mis pasos cierra,
recuerdos que en mi alma se tropiezan
y que en mis pensamientos se enredan…
Desolación… tristeza, mis únicas compañeras.
Liel