Ay de mí. ay de mí, Ay hadita,
dulce condena, esta,
de desearte ansiosamente,
De esperarte sabiendo que no estarás,
Ay hadita, asolada mi alma que te espera en congoja eterna,
Ay hadita, dueña de mis pensamientos, de mis sueños, de mis ilusiones,
Ay hadita, quimera de mi espíritu,
presurosa tu imagen acude a mi al despertar,
Pero te disipas en el éter sin poderte tocar,
Ay hadita, donde estas, que no te puedo alcanzar,
Tu voz me llega en el viento, tu aroma con la bruma,
tu figura solo al pensar,
Porque cada segundo de mi existencia se adorna con tu nombre
Ay hadita, ay hadita, dulce niña de mirar de ángel,
tu eres quien posee mis pensamientos, tu eres la dueña de mi ser,
ese, que por ti muere cada instante,
Que por ti, desfallece en agonías mil,
Ay hadita, dulce ninfa del lago de cristal,
prendiste mi alma al ruedo de tu sombra,
y mi corazón, solo por ti late,
cada instante, cada segundo, cada soplo que mi ser exhala,
llevan tu nombre como mantra eterno, que anuncia a los Ángeles,
mi amor por ti, mi amor por ti, mi amor por ti.