luisa leston celorio

LLORA EL PESCADOR (CALLUCOS Y PATERAS)

Hoy lloran unos  hombres buenos,

unos  hombres por la mar curtidos.

Lloran los pescadores

ante el estrago que sus ojos vislumbran.

Lloran ante tanto dolor

los  bondadosos marinos.

Lloran  los  navegantes

al ver la dura crueldad

de aquellos pobres desvalidos.

 

Atroz destino ha sido

encontrarse con tan amarga presencia:

Hombres y mujeres,

que en busca de un mejor destino

se embarcan  desesperadamente

en viejos cayucos y pateras

para cruzar las aguas bravas

desafiando tempestades,

y el sol ardiente que sus pieles daña.

 

Conmovidos descubrieron, sus labios agrietados

y  gargantas quebradas.

 Sus cuerpos débiles por falta de pan y agua

debilitaron sus mentes mientras perdian la esperanza.

¡ironía de la vida!,  

Se mueren sedientos, en la inmensidad de las aguas.

Aguas que no les quitan la sed,

por ser como sus lágrimas,

amargas, saladas.

 

Desdichados seres que soportaron

el  frío que entumecieron sus músculos

y  sus huesos  taladraron.

Sus pensamientos se quebraron

y los temores angustiaron  sus entrañas,

mientras sus corazones encogidos 

latian al ritmo del dolor

que sus mentes les trasladaba.

 

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Lloran los marineros duros y curtidos

al percibir una mano levantada,

al oír un gemido de dolor

que apenas una voz exhala;

es la de un joven negro

qué atención reclama.

 

Se sienten  abrumados

ante  tragedia tan aciaga.

Dominados por el dolor

ante el efluvio de los muertos,

se sienten conmovidos,

Y no cesan de clamar al cielo

preguntado: ¿por qué?,

¿por qué tanto suplicio?

 

Muertos sin tumba.

Muertos anónimos

de los que no se conocen

procedencia ni nombres.

 Muertos que nadie reclamará.

Muertos que  no alcanzaron el goce

de tener cada día un trozo de pan.

Muertos que no conociero la paz.

Muertos saturados de guerras sin tregua,

de abusos sin defensa,de falta de libertad.

Muertos anonimos de este cruel mundo se van.

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  Marinos sufrientes,

con el estómagos encogido

 haciendo de tripas corazón

soportan con hombría las náuseas

que les produce tanto desazón

mientras que  se desvanecen

por sus mejillas amargas lágrimas

ante tanta sin razón.

 

Curtidos hombres de corazón inmenso

que  en su nave acogen  los inertes cuerpos

para darles un mejor destino

que ser pacto de los voraces  peces

mientras a Dios le ruegan

que los acoja en su seno

para que  al fin puedan

descansar de este vil infierno .

 

Mientras claman justicia

no cesan de implorar

por quienes buscando mejor vida

en el Mediterraneo no se vuelvan a quedar.

Se lo piden a  su Dios

o a  nuestro Dios, lo mismo da,

aquel que les escuche que

ayude a sus madres,

a sus esposas e hijos,

a mitigar tanto dolor

que jamás de sus corazones se borrará.

 

No se olvidan de quienes alcanzan las costas

y  se topan con agravios y desdeños

no sólo por se negros,

sino por no ser ricos

 y además negros.

 

Bien saben los marinos

que si los negros estorban es por ser pobres.

Si estorban es por no tener poder,

ya que si el negro es rico

alfombras ponemos a sus pies.

 

Autora: Escapitina

Luisa Lestón celoreio

 

24 de diciembre se 2005

 

Lo he cedido a Anmistía Internacional

,para la exposición  sobre la emigración

en  la Blibioteca  de Pravia