Intermitente,
la lluvia se desgrana,
sobre las cuestas de esta cuidad,
de escaleras y balcones marineros,
corre por las bajadas como perseguida
por entes y espectros infernales.
Sonora voz del trueno va despertando
la noche entumecida .
Llueve llueve,
llueve sordamente,
el cielo parece una gruesa dama
pariendo un enjambre de diamantes
que corren a sumergirse bajo tierra.
Asecha gatos y derriba muros,
hiriendo laderas
desnuda la indignidad del vecindario,
cerro arriba
un amasijo de piedras y fonolas
huyen del relámpago certero.
El paisaje se ha vuelto
un cuadro borroneado,
visto a través de celosías de agua.
Y entre todo eso, amor,
veo la furia del viento desclavar
tus negras alas,
dejando la espalda abierta a la noche inmensa.
Pobre ángel mio
exiliado de su cielo,
te sustento en la fuerza de mis brazos,
haré un nido entre mis senos
donde volverás a encender las lámparas,
del aromo que ayer anunciaba primaveras .
Alejandrina