En una cafetería, esta costumbre existía:
Que el que un café pedía,
dejaba un “café pendiente”.
¡Y que estuviera caliente!
Había quien constantemente,
cuatro cafés pedía;
uno se lo bebía,
dejando otros tres “pendiente”.
Más de una mujer,
pedía rápidamente
un café para beber,
y dejaba uno “pendiente”.
Un hombre que allí estaba esto se preguntaba:
¿\"Qué pasa con esta gente?
¡Muchos compran su café
Y dejan café “pendiente”!.
En eso apareció un hombre, vestido muy pobremente;
y tiritando de frío le pregunto al dependiente:
¿\"Hoy, hay café :pendiente\"?
Y el servidor respondió:¡\"Tenemos, y suficiente\"!
Autor:Bernardo Arzate