Corazón, hablemos esta noche…
A nuestra edad
han sido muchos pasos andados
y ya, no podemos mentirnos.
Ambos hemos robado suspiros y besos
prometiendo amor bajo luna de mayo.
Hemos deshojado rosas en el camino
y dejado huellas que tal vez,
aun no se han borrado.
Si decidiéramos hacer un arqueo…
No, es mejor ni pensarlo,
porque para ti,
resultaría más pérdida que lo ganado.
Corazón, hoy estamos algo alejados,
circunda un vacío entre tu y yo,
no es lo correcto, pienso,
debemos estar más que nunca
muy bien anudados,
pero es ese adiós que nos hirió tan hondo
que fue tan inesperado…
Nos provocó una derrota
que jamàs hubieramos imaginado.
Y rehuimos de mirarnos,
de confidenciarnos enfrentando el pasado…
Corazón, es nuestra cobardía
y nos creìamos tan grandes y osados.
La soberbia se nos derrumbó
cuando escuchamos el adiós
de esos que creíamos eran nuestros labios.
Los que nos sembraban besos
dulces y apasionados.
Nos quedamos ahì los dos,
a la tierra enraizados,
desnudos… temblando…
con temor a dar un paso
para no volver a caer sobre lo andado.
¡Qué estupidez la nuestra!
Estar tan equivocados.
¿Cómo pudimos ser tan necios?
El orgullo y la soberbia
hoy nos tienen desolados.
¿Será demasiado tarde
si reparamos lo ocasionado?
Pero dime corazón… ¿Das tu o yo
el paso… o al viento una moneda lanzamos?
Y aquí estamos… hablando yo
porque tu a solas me has dejado,
no hubo acuerdo entre los dos
y seguimos como ayer… solos,
tristes, desamparados.
Pero no, ahora yo me he revelado,
entierro la soberbia y el orgullo
y corro a los brazos de mi enamorado
porque el amor es sabio…
y se perdona antes que ser juzgado,
porque nadie, escuchame corazón…
nadie está libre de pecado.
Liel