Nos vemos en silencio, con la imagen áurea del otoño
en un postrer dibujo de nostalgia.
Cuando se acaba el tiempo y aparece el olvido,
nos vemos en silencio,
perdidos, fugitivos.
Y sin querer decirlo, ni confesar siquiera
nos vemos en silencio, como alma que espera,
sin confesar siquiera, la tristeza infinita,
que provoca un adiós sin regreso.
Nos vemos en silencio,
y en silencio nos vamos.