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EL beso ROBADO
... Y en la noche, solo en la cama, sentir el castigo ardiente en esos labios pecaminosos que osaron dormida, besar los tuyos, cual castigo de Dios ...
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EL beso ROBADO:
Como quemó el último beso que robé dormida de tus labios, dejándome con el amanecer al despertar la huella imborrable del pecado no concedido, por el solo placer de hacérselo, a quien haciéndome sufrir, no desea notar mi recordada presencia en sus brazos, aunque por el oprobio de la ventaja me haya castigado Dios, para llevar por siempre en mi boca, el sabor de aquel beso robado, sintiendo las lágrimas de tristeza correr por el rostro al llegar hasta el extremo de robarle un beso dormida a la mujer que fue siempre amada, para poder re hidratar de recuerdos los labios del sabor dulce habido por tus besos en mi boca, pero al ir retirándome lentamente del cuarto retrocediendo mis pasos al pararme en la puerta de la recámara para verte una vez más, dormida, sentí dentro del corazón ese dolor profundo de ausencia que vendría luego cerrando suavemente tu puerta tras de mí, por añorar camino a mi alcoba la entrañable presencia que tuviste Tú, ayer en mi vida...
Como quemó el último beso que robé dormida de tus labios, no abriéndome las puertas del corazón, permaneciendo profundamente dormida, por más que lo había intentado, pues en verdad, aunque sangrantemente herido en el amor propio, solo había venido a despedirme para darte el beso del adiós en la frente antes que fuera tarde, sin fuerzas internas para luego poder yacer a tus pies, mirando una vez, más, fijamente tus bellos e inolvidables ojos glaucos, seguramente, viéndome con mi mano alzada y temblorosa, intentando tomar la negada tuya y cambiando de pensamiento, besé, aquella noche tus queridos, labios, sentenciando fatalmente mi destino al sufrir eterno al nunca poderte, olvidar.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 23052013 03:15 AM.