Después de tanto buscarte
he descubierto
que para encontrarte
me basta solo pensarte;
y que para tenerte
es suficiente con soñarte un poco
así sea despierto.
No porque sea un iluso
sino porque soy un atrevido
que desafía en silencio al destino
sin importar el giro que dé
para jugar a quién sabe qué.
Si a que te vea se opone
y aún cuando su juego
por sutil que parezca
me consuma
con paciencia aguardaré
a que mueva a voluntad sus piezas
y tal vez en un tropiezo
descuide una jugada.
Ahí me quitaré esta venda transparente
que se destino me ha impuesto;
que solo me permite ver a contraluz
tu imagen distorsionada
y así podré sentir en mi rostro
los rayos de tu mirada.
Sigiloso
jugaré yo al descuido inusual
de ese destino celoso
que no admite errores
para seguir encontrándote en mis sueños
con los ojos abiertos.
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