Tu rostro de mujer, es un diamante,
quiso la mirada una sola cara,
como superficie plana, de un cristal,
se convierte en facetas del jardín.
Cada flor, experiencia jardinero,
su forma, su color y su perfume,
son la parte, que siempre me ha faltado,
cada una, me comparte su momento.
Tan fugaz, como el beso de la brisa,
íntimo, como profundidad del mar,
tan pocos, mi egoísmo magnifica,
de una flor, arribé a esta vida.
En un jardín, la existencia he llevado,
con un ramo de flores, menos triste,
cada paso, en la senda solitaria,
una flor mental o real, me acompaña.
Desde el segundo año, la pecocita,
hasta cuando el sol se convierte en luna,
mi corazón vive con su perfume,
aunque balanza no esté en equilibrio.
Cualquier pesada, sigue con su imagen,
mis ojos contienen a sus arco iris,
mis oídos, que el tiempo lapidando está,
guarda cada voz, que ciego distingo.
Manos confusas por el terciopelo,
que llegó a a cubrir el vacío existencial,
del viaje que camino en este mundo,
la memoria de mi olfato te guarda.
Más allá del olor artificial que usas,
es el del amor, cada flor lo tiene,
y las mieles, probadas por mi boca,
más dulces, que la silvestre del breñal.
En mi mente, guardo todas las huellas,
tu eres flor, en mi paso por el jardín,
sigue éste, floreando con botones,
mis manos, cada vez, menos alcanzan.
La visión con lentes para ver flores,
en mi último suspiro, pido una flor,
llegué de una, torno al jardín florido,
a mi regreso vienen, todas ellas.
EL POETA DEL AMOR. 29-05-13.
CABO SAN LUCAS, BCS. MÉXICO.