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El tren de la villa, PARTE 1

No recuerdo bien cuando sucedio todo lo que les voy a contar, los años han hecho estragos en mi cabeza y muchos de los nombres de los personajes de mi historia han sido olvidados, pero de algo estoy seguro, el viejo tren que conectaba el interior con el puerto, aun estaba funcionando.


El anden de Villa Germana era bastante amplio para el pueblo, gozabamos de tanto espacio libre que cada persona podria haberse acostado en el suelo con los brazos estirados, sin pasar a llevar al que estaba a su lado, pero en aquellos tiempos no era necesario, la gente era mas prudente y cordial, cada uno un boleto, sin falta, jamas me toco ver a alguien que fuera expulsado, solo una vez cuando el viejo Gordon sufrio el accidente.
La villa era un pueblo pequeño pero hermoso, llamado asi hace pocos años por la alta cantidad de Alemanes en esas tierras, seguidos muy de cerca por los italianos, pero mientras en el viejo mundo se disputaban en guerras, nosotros sonreiamosa cada uno qiue pasara, no importaba su raza o nacionalidad, eran tiempos mejores, eran tiempos sencillos.

Creo que fue una mañana de enero del 18, antes de que acabara la guerra, que consegui el empleo de maquinista, al igual que mi padre, algunos dicen que es trabajo de perros, pero fueron mis mejores dias, todos viajabamos en ese tren, el gringo, el loco Ale, don Arturo, el joven Esteban con su amiga Valentina, incluso Gordon y aquella señora de ojos negros, recuerdo cada una de sus caras, si bien no estoy seguro si esos eran sus verdaderos nombre, en fines de la historia da igual.

Tome el lugar de el antiguo maquinista don Joseph, decian los pasajeros que jamas hubo alguien tan puntual y responsable como el viejo Joseph, incluso algunas ancianas comentaban que llego a entregar su carta de renuncia despues de muerto, asi es, el viejo Joseph murio mientras trabajaba, no soporto a su corazon y el problema resulto casi en una colicion de trenes, hoy me doy cuenta que conoci al viejo Joseph mucho mejor de lo que podria haberme imaginadoen ese entonces, pero no es extraño, yo era joven y soñador, veia en los trenes un futuro interminable de avances, que equivocado estaba, no mucho despues me daria cuenta de todos los problemas que tenia la maquina y que de milagro no haya muerto dentro de el, pero aun asi los recuerdos de aquella maquina roja y cafe son inolvidables. Recorri mas de diez mil kilometros en esas vias de apenas ochenta y siete kilometros, realize mas de doscientos viajes, transporte a la misma gente por exactamente ocho años, 4 meses y doce dias, sin fallar ninguno solo.

Cuando camino hoy en dia por las puertas de aquella estacion, mucho mas moderna, donde los vagones de metro pasan mucho mas seguido y la gente yo no es como antes, recuerdo todas las historias de aquel tren, las buenas y las malas, desde las caras mas remotas hasta mis compañeros de trabajo, pero cada vez es lo mismo, me demoro exactamente cinco minutos y catorce segundos, a ritmo de anciano, desde la cruz hasta mi ferrocarril que hoy se exibe como atraccion, mi cabeza se nubla y siempre me salta la misma duda, ese pequeño detalle del cual no me di cuenta aquella fria noche del 26, aquella que pudo haber hecho las cosas muy distintas en este pueblo, me quedo alli por horas, mirando fijamente la puerta, siempre con el mismo grabado, no importa cuantas veces lo pinten, escrito en maniscrita con tinta blanca, en la esquina superior de la ventana del maquinista \"Buen viaje\" JJPP, el 26 encontre una foto que jamas me saque justo en ese lugar, el mismo dia en que aparecio el mensaje, el mismo dia donde todo cambio...