Sabas

Ella y Él, incienso 2

Ella, cielo, mar, luz y tierra, ella nació de los pájaros de esos leones que rugen detrás de los muertos. El, tal parece es saliva de su boca, un beso oblicuo y misterioso una prolongación paralela de las almas. Ella, la del alma antigua, cuyo corazón de fantasÍa se oxigena de la luz, ella es tan adulta como niÑa, tal jasmÍn, tal pÉtalo, es una flor que ama, sÍ, lo ama y lo jura con su sangre, cuando los ojos del aire la miran desangrarse, Él, el es todo panteón, toda palabra, toda garganta, y la ama y la jura, y lo jura, como quien ora a cielo disperso, como quien sabe de primaveras. Ella, alba y crepúsculo, linda desde la raÍz que la  nace, pero aún asÍ más bella que linda, pulcra y distante, Pero a la vez tan cercana, tan sol, tan cálida, tan palpable ante los labios, que muere el mundo a su infinito, sÍ, la palabra infinito, nace y se crea en ella, asÍ como tambiÉn es de ella la palabra amor, tan dulce y tan tierna, cuyo abrazo es un remolino que le traga el alma, hasta llegar al hÍgado suyo, hasta digerirlo en el alma suya. Él, el es su hombre, la exactitud que invade su cuerpo orgánico, y la besa, como un maremoto que la parte desde todos los puntos al punto suyo. Se dice que nació de su cráneo, fue y lo es, fruto cerebral del alma eterna, Él es suyo, ella es suya, Él es todo vagón, y ella es toda montaÑa, la ruta de las muertes los grita, es una pista que revalsa al eco de los puentes, de esos que glorifican la vida. Ella, leyenda de guitarras, mujer, LA MUJER MILENARIA, ella, suya, suya y mas suya que los huesos que adornan la vida, Él, música de jilgueros, infinitos, ellos son infinitos, y a toda seÑal se dicen que se aman, se aman para siempre.