No me perteneces,
no te pertenezco,
juntos, sólo un paso dimos,
quedan ecos que se pierden,
en la cañada del tiempo.
Quizás, nos dimos cuenta de ello,
caminamos un sendero paralelo,
ni siquiera en el mismo,
la unidad más íntima,
no es la sensorial, es suprasensorial.
La ilusión, en el fuego de palabras,
me intuyen lo perenne,
más allá de la materia, con su cuerpo
con su falsa apreciación.
Despertamos como flores,
dormimos como heno,
nuestra ceniza, comida para otros,
lo eterno, lo infinito, lo perenne,
no es de este mundo.
En mi viaje por tus jardines,
como parte de la vida,
he pasado por los tres reinos,
llevo la huella de los mismos,
en el cuerpo y en la mente,
extraña paradoja de mi existencia.
Un suspiro, nos toca compartir,
mi mano, busca la tuya,
para sentir su calor,
el viento de la vida,
te arranca de contínuo,
y queda abierta y vacía,
porque te fuiste,
y yo también.
Sólo este instante juntos,
con placer y con dolor,
es el sino, de esta dimensión,
no se puede cambiar,
lo sensorial es,
lo espiritual, también,
son dos caminos en proceso.
Aprendamos a vivir el primero,
en la plenitud que se nos dio,
entendiendo, que es tan temporal,
como el día, que vi tu amanecer,
como la noche que te miré dormida.
Hay la esperanza del nuevo despertar,
cuando el cuerpo se convierta en tierra,
y cada uno volemos al infinito.
¿Qué sucederá después?
Nada, porque no ha sucedido nada,
todo es una ilusión de nuestra mente,
que duerme el sueño en su almohada.
EL POETA DEL AMOR. 05-12-12.
CABO SAN LUCAS, BCS. MÉXICO.