Te diré mi testimonio
Tenia una barca pequeña en la rivera del rió
Me ganaba así la vida pues yo era pescador
Junto a mi padre y hermanos aquí en la galilea.
Un día llego un hombre y se subió en mi barca
Desde entonces le he seguido Y le he visto
Hacer las cosas más extrañas Pero hermosas
Pues con amor y humildad a la gente se dirige.
Una noche cuando oraba y nosotros nos dormimos
Se presento una turba guiados por un tal judas
Que avía estado con nosotros armados
de piedras y palos y de antorchas encendidas
Vinieron para prenderle y para quitarle la vida
Un calor entro en mis venas de un tirón
Tome mi espada y la saque de su vaina
La blandí con gran destreza
Cortaba cual rayo el aire contra uno de la turba
Y poco falto no más para arrancar su cabeza
Aquel malco era muy ágil girando así su cabeza,
Y la espada fue a parar justo encima de su oreja.
La sangre corrió a raudales la oreja salto a los aires
Cuando el hablo con firmeza,…mete a la vaina tu espada,
Pues no es con ella esta guerra.
Y tomola con su mano y luces brillaron mil
Cuando ante todos nosotros que miramos con espanto,
Con asombro en nuestros ojos volvió a ponerla en su sitio
Y la sangre se detuvo el dolor seso en el hombre.
Un milagro realizado justo antes de su muerte
Antes del palo y los clavos del látigo entre su espalda
De la corona de espinas del tramo subiendo al Gólgota
De la lanza en su costado y el entregar del espíritu.
Antes que muriera el santo y que se hiciera maldito
Para darnos vida eterna ante el Dios de amor bendito
Desde entonces los humanos en el hallan salvación
Vida eterna y redención pues él es el creador.