Obsesión que trastorna mis sentidos,
frenesí de pasiones desbocadas,
locura cada noche renovada,
sinrazón de soñar con lo prohibido.
Sentirse vencedor, aún vencido,
jugar el corazón a todo o nada,
no saber de renuncia o retirada,
no dar jamás el cielo por perdido.
Es esta enfermedad de amarte tanto,
que me explota en el alma y me consume;
que persigue tu huella, aunque me abrume
la cruel indiferencia de tu encanto.
Que para volver gloria mi quebranto
precisa nada más que tu perfume...