Tejiendo un día ilusiones
con bellos hilos de seda,
dibujé un recuerdo que arrastro
y que va girando en mi rueda.
Recuerdo, que apretado me abraza,
aunque yo a veces no quiera,
que me castiga el alma
sin importarle mi pena.
Un día caminó de mi mano
por una asoleada acera,
me tarareaba al oído
y me regalaba azucenas.
Me miraba con ternura,
su voz era cálida y serena,
su sonrisa era el alba,
nunca, nunca traicionera.
Cuando llegaba la noche
compartía mi cabecera
y a la luz de las estrellas,
gobernaba mis caderas.
Es un bello recuerdo,
pero recordarlo no quisiera,
porque me hiere el pecho
y hace sangrar mis venas.
Este recuerdo que arrastro,
que gira y gira en mi rueda,
es del amor que mas quiero
y que hoy es mi gran condena.
Su frontera es mi enemiga,
su distancia es lastimera,
y su ausencia es la que brota,
como eterna compañera.
Recuerdo que gira y gira,
sin poderlo dejar fuera,
porque el día que se marche,
será porque yo me muera.
Liel