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Un Ășltimo viaje

Que bueno  sentir la brisa del mar aunque sea  una vez más.

Como el viejo marino moribundo que sueña, y añora un último viento

suave y fresco. Deseando sentir el calor del sol en la cara,

la juventud en los huesos y la memoria de puertos ricos y hermosos.

El olor de la pólvora, el rugir del cañon, el pálpitar del corazón pidiendo

a gritos saborear  la aventura.

El placer y el amor que solo pueden dar las bellas cortesanas en cada puerto.

Pero ya es muy tarde marino. Tu barco ya llegó a su puerto final. Es hora de descansar.