No sé cómo se hace un poema
sólo oigo su revolotear de colibrí
girando juguetón ante mis ojos
y corro a pintarlo en grandes trazos
mientras dura su epifanía.
Uno le capta su tamaño y colorido
hace un reporte del milagro ocurrido
y experimenta una especie de éxtasis
mientras traduce sus colores y sus vuelos
tratando de recoger su alma pura
en un grupo de letras que se apiñan
emanan dulce, colores y tienen ritmo
hasta que uno siente que ya todo quedó dicho
Sí resulta pertinente cuando le vemos llegar
darle toda la atención de principio a fin
que discurra completo su canto
sin ninguna interrupción y sin pausa
ya que puede suceder que lo dicho en un segundo
nunca más se vuelva a oír.
Hay quienes que geniales
conforme va naciendo el niño
o después, y parte por parte
son además de cantores
escultores del poema
y utilizando las finas herramientas
que sólo tienen sus almas
sacan la curva y contorno
de su ritmo y de su rima.
Si otro lo mira al mismo tiempo
de seguro nace otro canto, otro perfil del sujeto
otras líneas van naciendo, con otros colores
diferentes giros y distinto vuelo
pero cada poema es todo y completo
conforme pueda verlo y cantarlo cada alma
que se atreve a responder su cortejo
Y como su vocación es el corazón humano
tan pronto como se siente hecho
se levanta despacito de su suave cuna de letras
cada vez que una mirada lo toca
resucitando su alma de pájaro
y de nuevo sigue su viaje volando
de corazón en corazón humano