mario mena mena

No sé cómo

No sé cómo se hace un poema

sólo oigo su revolotear de colibrí

girando juguetón ante mis ojos

y corro a pintarlo en grandes trazos

mientras dura su epifanía.

 

Uno le capta su tamaño y colorido

hace un reporte del milagro ocurrido

y experimenta una especie de éxtasis

mientras traduce sus colores y sus vuelos

tratando de recoger su alma pura

en un grupo de letras que se apiñan

emanan dulce, colores y tienen ritmo

hasta que uno siente que ya todo quedó dicho

 

Sí resulta pertinente cuando le vemos llegar

darle toda la atención de principio a fin

que discurra completo su canto

sin ninguna interrupción y sin pausa

ya que puede suceder que lo dicho en un segundo

nunca más se vuelva a oír.

 

Hay quienes que geniales

conforme va naciendo el niño

o después, y parte por parte

son además de cantores

escultores del poema

y utilizando las finas herramientas

que sólo tienen sus almas

sacan la curva y contorno

de su ritmo y de su rima.

 

Si otro lo mira al mismo tiempo

de seguro nace otro canto, otro perfil del sujeto

otras líneas van naciendo, con otros colores

diferentes giros y distinto vuelo

pero cada poema es todo y completo

conforme pueda verlo y cantarlo cada alma

que se atreve a responder su cortejo

 

Y como su vocación es el corazón humano

tan pronto como se siente hecho

se levanta despacito de su suave cuna de letras

cada vez que una mirada lo toca

resucitando su alma de pájaro

y de nuevo sigue su viaje volando

de corazón en corazón humano