Me apellido inocente, de nombre psicópata,
solo te acordaste de mi nombre,
metiste la pata, ahora mi corazón está en una cárcel,
entre besos y caricias, tus brazos enlazándolos,
fabricaste barrotes, que me debilitaban, como kriptonita.
pero hacíamos el amor, nuestras almas volaban libres,
creo que por eso los carceleros nos envidiaban.