Hacia el quebranto dirijo éstas letras pecaminosas.
Hacia el perdido camino se cansa el malogrado ignorante.
Hacia el juez que dicta falsa sentencia atenuada y alarmante
muerde el anzuelo, de las gulas más ambiciosas.
Hacia el retorno extremo muere la ambrosía.
Hacia la muerte va, y se atasca la voz del reclamo.
Hacia el abismo va el veneno que vierte con aclamo
exuberante, moviéndose en su vertedero con falsía.
Hacia el hueco se vislumbra y escondida va la callada ignorancia.
Hacia la sabiduría camina el caminante perdido de día.
Hacia el desequilibrio se perfila el orror cuando se enfría
y en él se aposenta, la sabia de su rebeldía sin redundancia.
Hacia lo invisible se van los derroteros desordenados.
Hacia el abismo va el juicio, que dejó de ser juicio justo de todos.
Hacia el templo se encamina y se derrumba el misticismo sin apodos
que desamparados, tramam la muerte a su modo, afectados.
Hacia el lugar del sendero enmudece dormida la sombra.
Hacia el cementerio van las pisadas envueltas en miseria.
Hacia el eterno campo sagrado se muere la vergüenza seria,
se humilla y desgarra, cuando cesa la indecencia que no nombra.
MarisaLlum