Habrá, no muy lejos,
dónde posar sus ojos
de camelias secas,
cuando, no han de volver
y abrazan para siempre
como menta fresca.
Habrá, donde vayan,
en verdeazul organza
de la cordillera y la selva,
un cráter en la tierra
como un rincón de seda,
que se abra, aunque duela
y cómo nunca tan amadas,
sepultar sus alas muertas.
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso
Bogotá D. C. Colombia