Sentada estoy frente a tu cama,
el cuarto blanco y en calma.
Te aferras fuerte a la vida
pero ella, no quiere tu compañía.
Acaricio tu pelo ,tu cara
tus labios no dicen nada.
Quieto y sin movimiento
esta tu delgado cuerpo.
Dispuesto a dejar la lucha
ya que ha llegado su tiempo.
Pobre Corazón cansado
de tanto sufrimiento.
Duro es saber que perdiste
y que la suerte te ha dejado.
Lágrimas en mis mejillas
ya no me hacen cosquillas.
Inundan de pena mi alma
y a gritos le ruega al cielo...
Una ultima oportunidad
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