A veces siento mis pasos y tus pasos tímidos, cansados. La existencia duele tanto como una espina hace sangrar los pies. El cuerpo entero tirita ¿Amanecerá en nuestros campos?
Sólo abrázame, latido a latido reforcemos nuestros corazones, cuerpo a cuerpo seamos el abrigo que hace falta.
Sólo abrázame. Así la marcha será más leve. Si tu alma y la mía se encienden, al despuntar la aurora, nos echaremos a andar, con las manos apretadas y brazo a brazo, a la par. poniendo nuestros pasos en las huellas del Señor de Galilea.
Vamos compañero, del alma mía, a empezar de nuevo, iremos sembrando las mejores semillas, aquéllas guardadas en un rincón olvidado de nuestra bendita morada, nuestra casa grande y blanca.
Ya verás, sentiremos explotar el amor reverdecido.Nuestra próxima Primavera, está cerca, aunque no percibamos su presencia.
Resucitando la esperanza, es posible respirar el amor en cada paso.
Mi mirada descansa en tu bonanza. -Acércate, -¿ Puedes ver cómo arden aún nuestros leños y tiemblan nuestros cuerpos?
- Están brotando nuevas ansias.
Sólo abrázame ya ha despertado el alba. A comenzar de nuevo. No estamos solos, la bendita tierra se ha poblado de nuevos peregrinos, el nazareno nos acompaña. ¡Que liviana se nos hace la carga.
Vos y yo caminamos a la par, candentes de ternura, con los ojos puestos en el horizonte agigantado, mientras tanto, el sol asoma.
Abrázame, sólo abrázame para que la ternura y la pasión nos emborrache, seamos desvergonzados, egoístas, por un rato largo, eternamente largo. Dos locos olvidados del mundo, de todo lo que les habita alrededor.
Vamos a embriagarnos para espantar los miedos, arrojemos al infierno todas las penas, apenas son ropajes, avejentan nuestros cuerpos lozanos.
Al fin nos encontraremos, desnudos, tan jóvenes como nuestros deseos, desbordantes de la vida que hoy, nos alcanza...
A Luis, mi esposo compañero de toda la vida, a nuestro gran amor y todos los sueños que un día juntos enarbolamos...
Elida Isabel Gimenez Toscanini