Un encuentro en el camino,
de un impasible destino.
Nubes, marco de su techo,
de escarcha vestido el lecho,
queja silente en el pecho,
pájaro en nidal sin trino.
Ser en aroma de pino
lejos de la piel del drino.
Momentos de dulces besos,
entre caricias confesos
y arboleda de cerezos,
liados por el fino lino,
albor en ocaso endrino
sol sin un roce mezquino.
Sin imaginar un día
vacío de melodía
ni una noche de piel fría.
Amor bañado en platino,
de arenal a fuerte reino,
querer de río a marino.
La costumbre fervorosa
de festividad estuosa,
de amor y pasión celosa
en parque o cálido nido.