Me he levantado contenta
pues estoy de vacaciones,
aunque un día como el de hoy
fue a prueba de emociones.
Comencé con mi marido
que fue a pagar una deuda,
no le dieron el recibo
y a mi hasta casi me internan.
Discutí con una amiga
quien su tarjeta me ha dado,
ya no sé cómo explicarle
que tengo todo arreglado.
Desde el viernes que le digo
que ya pagué el total,
pero sigue preguntando
y yo, no la aguanto más.
De rebote en el teléfono
llega correo a destajo,
mis compañeros y el jefe
quieren que vuelva al trabajo.
Como estaba deprimida
le dije a mi hijo Daniel,
si quería dar una vuelta
y fui a caminar con él.
Para terminar el día
con los nervios a explotar,
me dice casi en silencio,
mami...perdí el celular.
Y me senté en un banquito
que por suerte había en la plaza,
sin fuerzas para gritar
y con la presión en baja.
Fui a agarrar mi teléfono
y a denunciar el perdido,
pero estoy en “zona roja”
mejor lo dejo escondido.
Y nos volvimos a casa
despacito y muy cansados,
y mi gato que está loco
justo hoy se había soltado,
no lo llevé a su psicólogo
y destrozó los tapizados.
Con la mirada extraviada
allí me quedé pensando,
que si estas son vacaciones
mejor... sigo trabajando.
Alicia Santi