Murialdo Chicaiza

LA TIERRA ES NUESTRA ISLA

   

No basta con escapar de la realidad

y posarnos sobre islas flotantes

entre nubes de oro y rosa, distantes

de todo, allí no está nuestra heredad.

 

Los quijotescos molinos están abajo

nuestro camino de flores es la Tierra:

quiero al hombre real, que se aferra

al paraíso perdido, al necesario trabajo.

 

Busco al hombre y la mujer necesarios

a los mejores constructores de sutil poesía,

los forjadores de preclaros idearios.

 

No me interesa en los cielos la utopía

aborrezco la paz de los cementerios

no transitaré nunca  esa etérea travesía.