Suavemente sopla el viento
arrastrando hojitas secas
desprendidas de la ramas
en su delicado mecimiento
llevándose junto con ellas
mi frágil pensamiento
como en vagos lejanos sueños
hacia otros distantes tiempos.
Era cuando el dulce ensueño
inundaba de bondades,
de un prometedor futuro,
de un devenir amable.
Diferentes los lugares,
diferentes los que eran,
fluyendo la aguas entonces
con diferentes pesares.
Llegaban nuevos remolinos
con inconstancias a raudales
y llegaban nuevos remansos
con inesperados encantos.
Escucho el canto de un pájaro
en la copa de ese árbol
y mi pensmiento vuelve
cuando ansiosa busco el nido.
Sí...aquí he estado siempre,
nunca me había yo ido.