Miro esa bóveda infinita…
a lo lejos las estrellas
parpadendo incesantes
con sus guiños y destellos
el espíritu me elevan
... para alcanzarte.
En la calidez de la noche
y al abrigo del silencio
busco las respuestas
a todas esas preguntas
que solo en Tu tiempo
no en el mío… contestas.
Te busco entre esas luces
Y de tu Presencia me impregno
¿Que sé yo dónde Tu habitas?
solo sé que eres Eterno
y me miras desde arriba…
y me escuchas atento
....y te siento.
Si me dejo ensimismar
por la magia de lo ignoto
¡Qué prodigios descubriría
en tus ojos sempiternos!
¡Qué misterios insondables
en mi loco afán
revelarías!
Y si me dejo envolver
en tu más cálido abrazo
...la dulzura de tu abrazo
¡Qué conmovedor gozo sentiría
de experimentar tu contacto!
Esta noche, Señor del cielo
Tú y yo tenemos cita.