Vos sabés que puede llover.
Mañana, amor.
Puede llovernos en el alma de tanto amar,
de tanto ser las gotas de luz y de sed y,
por qué no, las de querernos así.
Puede llover cuando querás que llueva, amor,
aquí y allá y en mí...
y en todos mis mares
y en nuestro océano
que es más azul si me llueves en la piel.
Yo sé que puede llover, amor,
cuando tus chispas mojan porque sí,
porque quise y porque no;
y también porque amé tu humedad...
Sólo lluvia, amor,
sólo gotas que son y serán
y que llueven en mi ser.