Y yo que quise quererte
amando a través de todo
llenando cada recodo
de amor transparente y fuerte;
vale decir que la suerte
jamás a éste amor se opuso
ningún recurso interpuso
que en mi llamase a desvelos,
complacida en mis anhelos
nunca la dicha indispuso.
Así es como amé ésta tierra
de verde toda alfombrada
con su silueta quebrada
pasando de valle a sierra;
donde no existe la guerra
que siembre amarga semilla
cuando la esperanza brilla
en el rostro trabajado,
de quien en armas menguando
vive una vida sencilla.
Así es como al ver el cielo
en cada nueva mañana
una ternura temprana
remoja de amor mi suelo;
corriendo como riachuelo
humedece la labranza
que hace crecer la esperanza
en reverdecidos campos,
alegres explotan lampos
amorosos en bonanza.
Te encuentro entre cafetales
en aromas florecidos
en los huertos ya crecidos
donde pululan frutales;
allá en los cañaverales
donde el amor cuece mieles
entre hortensias y claveles
entre el cacao y la palma,
en todo razona el alma
diáfano amor sin cuarteles.
Te escucho en el grito agudo
del curtido sabanero
en el bramar del ternero
y en el zumbar del zancudo;
en pavimento que mudo
a un trasegar laborioso
rechina su amor que brioso
de entonada sinfonía,
cantando está su armonía
a ritmo maravilloso.
Te palpo en el tibio viento
que me roza enloquecido
perfumando mi vestido
con lo fresco de tu aliento;
me abrazo a su movimiento
imaginando soy brisa
y de imposibles omisa
a sus corrientes me entrego,
culminando el suave juego
con complacida sonrisa.
Yo siempre quise quererte
con amor que abarca todo
invocando en cada modo
formas de reconocerte;
porque el amor que se vierte
en el gesto cotidiano
siendo profundo es liviano,
transformador y expansivo
y encuentra en todo motivo
para trascender de plano.
Bendito amor que engalanas
de aventuras tantos sueños
y a los detalles pequeños
impones caricias llanas;
bendito porque te afanas
en bondades emotivas
y con ternuras cultivas
mis sentimientos más puros,
vertiéndote sin apuros
todas mis horas cautivas.
Ay amor que generoso
de la vida todo abarcas
repletas están tus arcas
de un haber maravilloso;
con placer meticuloso
en toda dicha reparo
de ti nunca me separo
hallándote en toda parte,
cual gracia que se comparte
al tenor de un dulce amparo.