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Dulce engaño

Eras el vivo ejemplo, el rostro de la belleza que campea impune,

en los ojos de quien perplejo observa incrédulo. 

La envidia de la  ninfas que danzan a orillas del manantial,

que sacia la sed de los viajeros cansados.

Embelesas al viajero cansado y sediento.

Embrujas las almas que se acercan confiados,

esperando calmar la sed del camino agotados.

Como canto de sirena atraes las almas que en ti confían,

A descansar y también a amar  invitas.

 Triste realidad la del viajero, cuando sus labios acerca,

para saborear el dulce néctar que la ninfa ofrece, y

descubre el dolor de la ponsoña que herido de muerte,

con el veneno del engaño termino con la vida, que de otro

modo solo amor quería.